Un adecuado descanso es fundamental para el organismo en todas las etapas de la vida, pero los niños requieren más horas de sueño que un adulto, ya que este desempeña un papel fundamental en su desarrollo físico y psicológico. La relación entre el sueño infantil y el crecimiento ha sido respaldada científicamente, principalmente debido a la somatropina, una hormona responsable del desarrollo de los tejidos que se libera en mayor medida durante las horas de descanso.
El patrón de tener un buen descanso es algo que se adquiere a través del aprendizaje, y los niños tienden a aprender este hábito principalmente de sus padres o de las personas encargadas de su cuidado. Los adultos desempeñan un papel crucial, por lo tanto, a ahora de fomentar prácticas adecuadas de sueño.
Estableciendo una rutina de Sueño Infantil Consistente
Para un sueño infantil de calidad, es esencial establecer tanto una hora regular de acostarse como de levantarse, incluso durante los fines de semana, ya que la continuidad es fundamental para desarrollar un hábito sólido.
Asimismo, se recomienda establecer una secuencia ordenada de actividades previas al sueño que se repitan diariamente. Una secuencia comúnmente utilizada es el baño, la cena, la lectura de un cuento y luego dormir. Al seguir esta rutina consistente, la hora de ir a la cama se volverá predecible para los niños, lo que les proporcionará seguridad y les permitirá anticiparse a lo que sucederá a continuación.
Creando un Ambiente Propicio para el Sueño
Si la habitación tiene demasiada luz o ruido, puede dificultar un sueño de calidad. Por lo tanto, se recomienda que durante la hora de dormir, el dormitorio esté tranquilo, oscuro y a una temperatura adecuada. Además, es bueno que el dormitorio se utilice exclusivamente para dormir. Al asociar esta habitación con sensaciones positivas y relajantes, el niño establecerá una conexión mental entre el espacio y el sueño.
Promoviendo Hábitos Saludables para el Sueño
Los expertos están de acuerdo en que es recomendable evitar tener televisores, ordenadores, teléfonos y tabletas en la habitación de los niños, especialmente durante la noche. La presencia de estas pantallas puede interrumpir el sueño y afectar la calidad del descanso. Se aconseja apagar todas las pantallas al menos 1 hora antes de acostarse para facilitar la relajación antes de dormir. Además, es importante fomentar la actividad física durante el día y al aire libre, ya que es una excelente forma para que liberen energía y se sientan más cansados al llegar la hora de dormir.
Manejando los Despertares Nocturnos y las Pesadillas
Los sueños activos, pesadillas y terrores nocturnos son comunes en niños alrededor de los 3 años, y pueden resultar muy aterradores para ellos, puesto que aún están desarrollando su capacidad para distinguir entre la realidad y la ficción.
Si tu hijo se despierta en mitad de la noche asustado o confundido, es importante consolarlo y tranquilizarlo. Abrázalo y bríndale apoyo emocional para ayudarlo a calmarse. Si desea hablar sobre su sueño, permítele hacerlo y mantente a su lado hasta que se sienta más tranquilo. Luego, fomenta que vuelva a conciliar el sueño lo antes posible, proporcionándole seguridad y tranquilidad.
Soluciones para los Problemas de Sueño Infantil más Comunes
Existen varios problemas de sueño comunes en los niños, entre ellos se encuentran:
- Resistencia a ir a la cama. Algunos niños pueden mostrar resistencia a la hora de ir a dormir, prolongando el momento de acostarse. Pueden usar diversas tácticas para evitar el sueño, como pedir más tiempo de juego o buscar la compañía de los padres. Esto puede deberse a la ansiedad por separación, miedo a la oscuridad o simplemente por no querer terminar el día.
- Despertarse temprano. Puede ocurrir que el niño tenga tendencia a despertarse muy temprano en la mañana, antes de que sea una hora adecuada para levantarse. Esto puede interrumpir su descanso y afectar su nivel de energía y estado de ánimo durante el día.
- Dificultades para conciliar el sueño. Algunos niños pueden tener dificultades para relajarse, quedarse en la cama y encontrar un estado de sueño profundo. Esto puede deberse a la hiperactividad, el estrés, la falta de rutinas consistentes o la presencia de estímulos perturbadores en el entorno del niño.
Es importante abordar estos problemas de sueño de manera adecuada, siguiendo las pautas mencionadas anteriormente.
Para promover un sueño infantil de calidad es fundamental establecer una rutina, crear un ambiente tranquilo y propicio para el descanso, limitar la exposición a dispositivos electrónicos, fomentar el ejercicio diario y brindar apoyo emocional y consuelo cuando sea necesario. Además, hay que tener paciencia y no regañar cuando el niño tiene una mala noche. Si los problemas persisten o son severos, es recomendable consultar con un profesional de la salud para obtener asesoramiento experto.